La dieta del síndrome intestinal y psicológico (GAPS) es un plan de alimentación altamente restrictivo basado en la idea de que mejorar la salud intestinal puede tratar afecciones neurológicas y psicológicas. Si bien sus defensores afirman que puede revertir afecciones como el autismo, el TDAH y la depresión, la evidencia científica que respalda estas afirmaciones sigue siendo débil. Este artículo proporciona una descripción general integral, basada en evidencia, de la dieta GAPS, sus principios, riesgos potenciales y lo que realmente dicen las investigaciones actuales.
La idea central: intestino permeable y salud cerebral
La dieta GAPS, desarrollada por la Dra. Natasha Campbell-McBride, se centra en el concepto de “intestino permeable”: aumento de la permeabilidad de la pared intestinal. La teoría sugiere que un intestino comprometido permite que toxinas y bacterias entren al torrente sanguíneo, afectando la función cerebral. Si bien la permeabilidad intestinal es un fenómeno real, las investigaciones actuales la consideran un síntoma de afecciones subyacentes, no una enfermedad en sí misma.
La dieta GAPS tiene como objetivo “curar” el intestino mediante una eliminación y reintroducción gradual de alimentos. Este enfoque supone que al alterar el microbioma intestinal se pueden mejorar las condiciones que afectan al cerebro. Sin embargo, el vínculo directo entre la salud intestinal y las afecciones neurológicas complejas no está completamente establecido. El eje intestino-cerebro existe, pero el salto de un intestino más sano a un cerebro “curado” no está respaldado por una ciencia rigurosa.
Cómo funciona la dieta: un enfoque gradual
La dieta GAPS se divide en dos fases principales: introductoria y completa.
Dieta Introductoria (hasta 6 semanas): Esta fase implica una eliminación estricta de la mayoría de los alimentos, introduciendo gradualmente elementos específicos a lo largo de seis etapas. El objetivo es “descansar” el intestino y reducir la inflamación. Los componentes clave incluyen:
- Caldo de huesos casero: Un alimento básico para la curación del intestino.
- Caldos de carne y pescado: Aportan nutrientes esenciales.
- Alimentos fermentados: Introducir probióticos.
- Reintroducción gradual: Comenzando con alimentos de fácil digestión.
Dieta GAPS completa (mínimo 18 meses): Una vez completada la fase introductoria, comienza la dieta completa. Esto implica seguir priorizando los alimentos beneficiosos para el intestino y al mismo tiempo evitar los alimentos procesados, los carbohidratos refinados y los azúcares. La dieta enfatiza:
- Grasas animales: Consideradas esenciales para la salud del cerebro.
- Carnes y pescados ecológicos: Priorizando la calidad.
- Alimentos fermentados: Mantener el equilibrio del microbioma intestinal.
- Harinas de frutos secos: Se utiliza para hornear con moderación.
También se recomiendan suplementos: Probióticos, ácidos grasos esenciales, aceite de hígado de bacalao, vitamina A y enzimas digestivas.
Lo que dice (o no dice) la investigación
A pesar de las fuertes afirmaciones hechas por los defensores de la dieta GAPS, hay una falta significativa de estudios controlados a gran escala que respalden su eficacia.
- Inflamación: Si bien reducir los desencadenantes inflamatorios puede ser beneficioso, hay investigaciones limitadas que vinculen específicamente la dieta GAPS con la reducción de la inflamación.
- Problemas digestivos: La dieta se alinea con los principios bajos en FODMAP, que pueden ayudar a algunas personas con el SII, pero faltan investigaciones específicas sobre GAPS.
- Condiciones conductuales/psicológicas: Pequeños estudios de casos en los que Campbell-McBride es coautor sugieren beneficios potenciales, pero carecen del rigor de una investigación independiente revisada por pares.
La investigación actual sobre la dieta y la salud del cerebro se limita a la ansiedad y la depresión. No hay evidencia concluyente de que la dieta GAPS pueda tratar afecciones como el autismo o el TDAH.
Riesgos y preocupaciones potenciales
La dieta GAPS es muy restrictiva y puede provocar deficiencias de nutrientes si no se gestiona con cuidado. La adherencia a largo plazo también puede generar aislamiento social y exigencia financiera.
- Deficiencias de nutrientes: La eliminación de grupos completos de alimentos puede provocar deficiencias de vitaminas y minerales esenciales.
- Colesterol elevado: El consumo elevado de grasas animales puede aumentar los niveles de colesterol.
- Falta de validación científica: El riesgo más significativo es depender de una dieta con afirmaciones sin fundamento.
Antes de comenzar la dieta GAPS, consulte a un médico y a un dietista registrado. Ellos pueden ayudarlo a evaluar sus necesidades individuales y garantizar que evite deficiencias de nutrientes.
El resultado final
La dieta GAPS es un plan de alimentación restrictivo basado en la teoría de que la salud intestinal influye en la función cerebral. Si bien mejorar la salud intestinal puede tener beneficios generales, no existe evidencia científica sólida que respalde las afirmaciones de la dieta de revertir las condiciones neurológicas o psicológicas.
La dieta requiere un compromiso a largo plazo, conlleva riesgos potenciales y carece de una validación rigurosa. Si considera la dieta GAPS, acérquese a ella con escepticismo y dé prioridad a la orientación nutricional basada en evidencia.
Descargo de responsabilidad: Este artículo tiene fines informativos únicamente y no debe considerarse un consejo médico. Siempre consulte con un profesional de la salud calificado antes de realizar cualquier cambio en la dieta.
