Las recientes declaraciones del presidente Trump sobre la vacuna contra la hepatitis B, difundidas a través de Truth Social, contienen importantes imprecisiones y tergiversan el consenso médico establecido. Estas afirmaciones, si bien se presentan como de sentido común, suponen un riesgo para la salud pública al socavar potencialmente los esfuerzos de vacunación.
El panel asesor de los CDC cambia la orientación sobre la hepatitis B
Una decisión reciente del panel asesor de los CDC sobre inmunizaciones ha reducido las recomendaciones para la vacuna contra la hepatitis B. El panel ahora sugiere administrar la vacuna sólo a los bebés nacidos de madres que dan positivo al virus, revirtiendo décadas de política de vacunación universal de recién nacidos. Trump celebró este cambio, enmarcándolo como una victoria contra los excesivos “golpes” a los bebés.
Las afirmaciones de Trump frente a la realidad médica
El Presidente afirmó que “la gran mayoría de los bebés no corren ningún riesgo” de contraer hepatitis B. Esto es evidentemente falso. Si bien el virus se transmite comúnmente a través del contacto sexual y de agujas compartidas, la transmisión también puede ocurrir a través de artículos cotidianos como afeitadoras o cepillos de dientes de personas infectadas. Los niños no vacunados siguen siendo vulnerables durante toda su vida y corren el riesgo de sufrir insuficiencia hepática, cáncer o muerte. Los CDC estiman que casi la mitad de las personas infectadas son portadores asintomáticos, lo que aumenta aún más los riesgos de transmisión a las poblaciones no vacunadas.
Trump también infló el número de vacunas infantiles requeridas, afirmando que eran 72 inyecciones. El calendario actual recomendado por los CDC implica aproximadamente 30 vacunas antes de los 18 años, excluyendo los refuerzos anuales contra la gripe y el COVID-19. Esta exageración contribuye a generar temores infundados sobre la sobrecarga de vacunas.
Eficacia de la vacuna contra la hepatitis B
El Presidente cuestionó la eficacia del calendario de vacunación. Sin embargo, la vacuna contra la hepatitis B casi ha eliminado el virus en los niños desde 1991, cuando comenzó la vacunación universal. Las infecciones entre niños y adolescentes han disminuido en un 99%. La dosis de parto tiene una eficacia del 90% para los bebés de madres infectadas, y un régimen completo de tres dosis proporciona una protección del 98%, según la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins.
Política de vacunas de EE. UU.: no es un caso atípico
Trump sugirió que el calendario de vacunas de Estados Unidos es excesivo en comparación con otros países. Esta afirmación es falsa; A partir de 2024, 115 de los 194 estados miembros de la OMS recomiendan una dosis universal para la hepatitis B al nacer, alineando a los EE. UU. con los estándares mundiales.
El riesgo de la desinformación
La difusión de información errónea, especialmente procedente de figuras destacadas como el presidente, tiene graves consecuencias. Las afirmaciones falsas pueden infundir miedo en los padres, erosionar la confianza en las instituciones de salud pública y potencialmente revertir décadas de progreso en la prevención de enfermedades.
Las mentiras sobre las vacunas, incluso si se enmarcan como “sentido común”, pueden provocar un resurgimiento de enfermedades prevenibles y socavar la infraestructura de salud pública.
Las declaraciones del presidente no se basan en un consenso científico y deben tratarse como una peligrosa distorsión de los hechos médicos.
